BIENVENIDO PISCIS

BIENVENIDO PISCIS

El Arquetipo del Mártir – El Mito de Dionisio

 
El último signo en el horóscopo en reposo, y que en el recorrido del mandala astrológico, es el que diluye, después de integrarlos, a todos los signos que le anteceden.
Una energía que nos invita a ir mas allá de la conciencia ordinaria a través de los sueños, a vincularnos con el gran inconsciente universal. Una energía que nos invita a la total disolución de toda estructura egoica y socia. Piscis representa la fuente o matriz universal de los arquetipos.

Un signo de agua que proporciona una sensibilidad extrema, una capacidad de empatía e intuición a flor de piel, guiados por un sentimiento altruista, otorga una gran fuerza de entrega con la capacidad de sacrificar sus necesidades en pos de un servicio mayor para con los demás o con el mundo. Pueden perderse y diluir sus propios sentimientos, su personalidad y su capacidad de discernimiento propio por el bienestar de los otres, o por un bienestar mayor.

El símbolo que los representa (los dos peces canibalizándose o fundiéndose uno en otro) nos indica ya la tendencia a fusionarse en el otro, sus límites quedan difusos. Como todo lo que sucede bajo el agua, este signo sumamente emocional nos marca ya la ingravidez que propone esta energía hacia algo totalmente fuera de lo conocido, en donde hay que adaptarse y entregarse a leyes que están más allá de lo habitual para la conciencia.
Al igual que en Capricornio, hay un gran sentido de sacrificio, pero allí se trata más de la propia realización, lo concreto y la materia, en Piscis el sacrificio incluso va mas allá de lo emocional, hay un sentido mucho más profundo que lo conecta con lo místico, religioso o espiritual.

Esta gran sensibilidad que habita en los personajes con mucha energía Pisciana (Sol, Luna, Ascendente o Neptuno en conjunción a este entramado) puede que los desborde emocionalmente, debiendo hacer el gran trabajo de diferenciar ese gran “sentir universal” y el “éxtasis divino”, con sus particulares demandas emocionales, o sea, no confundir o sacrificar su cuerpo emocional (que es como una antena) y parte de su identidad, con el verdadero propósito espiritual de la vida misma que es inabarcable para nuestra consciencia. Por eso, la disciplinas religiosas, místicas, meditativas y mediúmnicas son formas de lograr un sano equilibrio para anclar su identidad a la realidad y no perderse en desbordes de consciencia provocados artificialmente a través de las drogas, los vicios, etc. como una forma evasiva o inmadura de conectar con la propia energía.

Esta disolución de la conciencia está representada en el mito de Dionisio (o Baco para los romanos), el dios del vino, que es un indicativo de la invitación a perder el sentido de la conciencia conocida, para pasar a un estado alterado de conciencia. Es sumamente importante para este signo reconocer sus límites, y entender que el maravilloso acto sacrificial y de disolución, debe ser en pos de comprender la propia unidad en una unidad mayor.

Neptuno, el gran dios de los mares, rige este signo dándoles una gran capacidad intuitiva, y hace de antena cósmica, otorgando a este signo grandes capacidades psíquicas, mediúmnicas, tener grandes “Insight”, y contar con una gran intuición, haciéndolos también reaccionar desde un lugar más pasivo, antes que de la propia voluntad de acción.

Artistas capaces de conectar naturalmente con las “musas inspiradoras”, locos inspirados, genios, hipersensibles, y si todo esto no es integrado y reconocido, pueden perderse o alejarse de la realidad llevándolos a un lugar de irresponsabilidad, insensibilidad, enajenación, negligencia, locura delirante, o por el contrario, polarizarse totalmente a Virgo poniéndose hiperrealistas, pesimistas, inconsistentes, con lo cual viven toda la “locura” proyectada en lo externo: con gente cercana alcohólica o drogadicta, o con serios problemas psiquiátricos, etc. para convertirse en “sus salvadores”.
Aquí es donde puede aparecer el arquetipo del mártir, en su lado positivo desde la comprensión y con la capacidad de contención de estas fuerzas que le son familiares, con lo cual les otorga este hermoso don de acompañar, sanar, entregarse y darse desde el mas puro altruisimo. Desde lo negativo, de ponerse en constante situación de víctima, como el gran incomprendido, ajeno de sus propias responsabilidades, culpando al entorno de todos sus males.

El trabajo del pisciano es reconocer su gran capacidad servicial para algo mayor, contar y reconocer las fuerzas del cosmos, del espíritu o de Dios, conectarse con su parte más profunda y mística, y saberse trascendente y a la vez parte de un Todo Mayor desde una profunda y verdadera humildad y un ego afirmado a su identidad.

Debe aprender a contar con sus musas, expresarse artísticamente, sacrificarse y ponerse al servicio del otro desde un lugar de plenitud, de alegría y desde una elección genuina, y por supuesto tomar de su opuesto Virgo la frialdad, la técnica y la practicidad para actuar con el mundo circundante desde su amplísima riqueza interior.

NUMEN – Escuela de Astrología y Lenguajes simbólicos –

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