Lilith Astrológica
– Un “Reconto” poético
Lilith en astrología representa aquel vacío incuestionable, aquel dolor que deviene en misterio que refulge desde nuestras profundidades.
Es nuestra más profunda ambivalencia, el punto en donde se anhela la libertad y se teme conseguirla. Es como un deseo venenoso que nos mata y es un elixir delicioso que nos mantiene vivos. Lilith es un eco que suena profundo e imperceptible, una voz lejana que viene llena de océanos, de pasado, de mito, de dolor y deseo. Repleta de noche, de inconsciente, de rebeldía y de silencios, de gritos ahogados… tan llena de heridas y magia, tan llena de poder y misterios.
Lilith es la que guarda nuestros deseos más bajos e instintivos, la serpiente que susurra a Eva los secretos del conocimiento. Es la parte de nuestra psique que abandona el Edén por propia voluntad antes de ser sometida. Es la que pudo parir mil demonios y aún así amarlos, dolerse por sus muertes y hacer tratos cara a cara con sus ángeles verdugos. La que pudo descubrir el secreto nombre de Dios y nombrarlo sin remordimientos. Ella es el eterno misterio de lo desconocido, el poder del sexo que habita en nuestro cuerpo, la fantasía, el deseo y la naturaleza creativa de nuestra alma que a todo quiere darle forma, sabiéndose ella misma todo su sustento.
Lilith, la eterna herida del abandono… el pago doloroso por la ansiada libertad de la conciencia, el grito incesante que revela la injusticia y la gloria de nuestra humanidad carnal, tan sensual, tan animal, sexual y deseosa de experiencia, tan urgente de revelar su identidad tan imperfecta. Tan total, volviendo de la muerte una y otra vez, pero nunca muerta, porque sabe que la muerte es siempre un renacer, un movimiento.
Es la que se cuenta en tantos mitos, confusos relatos de antiquísimas historias con mil nombres diferentes. La que vivió en los bosques, la que fue amazona, la que se escondió en una cueva y parió mil demonios que esparció en la tierra. La que sufrió la injusticia y la venganza de Yahveh por buscar su independencia.
Porque Lilith en verdad fue el Lucero, la primer y última estrella convertida en Lucifer de los infiernos. Porque fue Isis, la gran Diosa madre de aquel hermoso hijo Dios llamado Horus. Primer compañera de Adán, tan igualmente única y perfecta, tan femenina creadora, tan mujer llena de hechizo, tan indescifrable que abandonando la Fuente fue a entregarse entera a la creación de su propio paraíso.
La que abandonó sin culpa y supo del dolor del pago de lo injusto, la que experimentó por primera vez la soledad, ese indescifrable vacío que nos grita desde el centro. Lilith supo abandonar la moral, romper las leyes y revelarse ante lo grande desafiando lo establecido. Traicionó al mismo Dios para salvar al alma y así respirar la verdad de nuestro espíritu. Por esto es quien nos invita al desafío más antiguo, a lo que nos cuesta ver, lo más terrible y más temido… la que nos insta a ser nuestra propia voz y aprender a ser nosotrxs mismxs.
NUMEN – Escuela de Astrología y Lenguajes simbólicos –