La Luna y El Complejo Materno
El Arquetipo de la Gran Madre. Solsticio.
Solsticio se llama a eso que parece un Sol quieto. La noche más larga sucede en el hemisferio sur dando comienzo al invierno e ingresando el sol a la constelación de Cáncer ♋
Signo femenino, de agua y cardinal que abre las profundas memorias moviendo las olas en el mar de las emociones. Un signo que pregunta “de dónde vengo” y así va tejiendo el entramado ancestral que nos dio origen.
Desde la astrología arquetipal, Cáncer representa el inconsciente mundo de los sentimientos, las emociones, la sensibilidad, la fantasía, los afectos. El útero gestacional que protege la vida, el amor primero y fundacional.
Su regente es La Luna, símbolo de Madre, fertilidad y ciclos. En ese núcleo primordial nos gestamos y constituimos como seres que luego buscarán su individuación y diferencia.
Sea cual sea nuestra historia personal, la familia es el nido original y el retorno eterno al que regresa nuestra identidad para reconfigurarse y madurar.
Las manos siempre disponibles para unirnos en ronda. Algunos somos la ronda junto a madres y abuelas, hermanas, hermanos, padre… Algunas otras, encontramos la familia en las rondas de amigos, entre pares, sin fórmulas ni estereotipos. Pero siempre rondas de manos calientes y miradas blandas, devenidas de nuestra historia compartida, dadoras de cobijo, siendo esa fiel presencia que intenta y aprende el amor ciclo a ciclo.
En el solsticio se abre un portal y el signo del cangrejo nos motiva a limpiar lo viejo de lo viejo para que de lo heredado nos quede lo sano. Darnos la oportunidad de buscar herramientas para entrar en contacto con muestras memorias y lo que en nuestro linaje reprimimos y negamos entorpeciendo nuestra evolución. Sanar las ramas de nuestro árbol implica asumirnos sintientes, vulnerables, niñxs heridos. Implica un gran coraje para ser sabiéndose parte de un todo. Destejernos para retejernos en puntos nuevos que abriguen mejor. Madurar emocionalmente para dar frutos más nutritivos, hijos e hijas conscientemente deseados.
Adentrarnos al ritmo del cangrejo en estos tiempos que buscan profundo análisis, implica dejar llegar la sabiduría de nuestros ancestros y ancestras. Que la leche tibia de las cien mil abuelas que nos preceden, alimente nuestro anhelo de seguir aprendiendo el sagrado arte de amar para procrearnos.
Con el corazón encendido, como el fuego de una cocina a leña horneando pan, nos deseo que se abran nuestros corazones y penetre a fondo la energía de este gran signo. Que Cáncer nos acerque a nosotras mismas a través de la revisión y resignificación de nuestra familia, su historia y mi lugar en esa tribu.
Siempre eligiéndonos, jamás obligándonos.
Que la forma sea dulce y tibia para cada quien, pero que sea tibia y que nos enfrente al desafío de seguir entendiendo que el origen nos revela gran parte de nuestra identidad y que por eso es importante aprender a cortar patrones rancios. El linaje nos modela. Sólo podemos ser nuevos y creativos en referencia a lo heredado. Hay que ir atrás para afirmarnos en el aquí.
El alma es UNA, y en esa unión total o mundo preconsciente, elegimos en qué linaje encarnar. En un plano indecible por nuestro lenguaje, en un plano inabarcable a nuestra razón, elegimos nuestra familia para aprender por designio lo que en otras vidas se nos escurrió como agua por las lágrimas del fracaso.
Hay que Recordar. Recordar para no repetir el mal paso. Asumir que fui y redireccionar para ser.
Hay herencias que son tesoros si sabemos adaptarlas a este tiempo.
Toda historia nos contiene y nos hace, venimos del gran Útero y hacia allí vamos como en retorno.
Que este invierno nos abrigue el corazón y que sea tibio ese abrigo. Sobre todo, tibio, mientras el LAR nos envuelve en su sanación.
Disfrutemos esta energía que nos trae este tiempo del Sol Cáncer. Disfrutemos su templanza, su suave firmeza, su tenaz persistencia, su amorosa capacidad de contener, su nutrición constante y su presencia que, como el cangrejo, muestra un caparazón duro, pero por dentro tan blando… blando… tan blando como un regazo que siempre nos apapacha.
Historia es lo que somos para ser el futuro.