La psicología junguiana fue desarrollada por el psiquiatra suizo Carl Gustav Jung. Es un abordaje que se ubica dentro de la psicología profunda, ya que adscribe a la hipótesis del inconsciente. El trabajo junguiano en el despliegue psicoterapéutico se basa en profundizar la capacidad simbólica del sujeto, utilizando para ello técnicas expresivas como la imaginación activa, la caja de arena, el arte mandálico, los sueños, la literatura, cuentos de hadas, mitos, la escritura creativa y el movimiento auténtico, entre otros.
Dentro de los continuadores – y a la vez reformuladores de la obra de Jung- se destaca James Hillman, psicólogo y analista proveniente de Estados Unidos. Junto con otros exponentes -como López Pedraza- ha desarrollado la corriente llamada Psicología Arquetipal, que rescata una tradición eminentemente imaginal. Desde la psicología arquetipal trabajamos con la premisa de que la imagen es el dato primario de la psique, su materia básica. Hacer psicología es comprender el logos que habita en el alma, adhiriéndose a las imágenes para desentrañar el fenómeno vivo que allí habita.